Eduardo, conocido como Yayo por todos nosotros, fue un hombre de una gran personalidad, su sola presencia ya impresionaba, nunca pasaba desapercibido.
Nació en Madrid el 26 de marzo de 1918 y junto con su hermano el gran Rafaelón Calvo, protagonizó momentos inolvidables en la historia del doblaje español.
Inició su andadura en los estudios Chamartin en 1942 y desde entonces no dejó de darnos muestras de su innegable calidad interpretativa.
Entre otros muchos dobló a Mel Ferrer en «La caída del imperio romano», a Peter Sellers en «La pantera rosa», a Peter Cushing en «En el corazón de la tierra», a Walter Brennan en «Paso al noroeste», a Charles Coburn en «El proceso Paradine», Akim Tamiroff en «Sed de mal», Hal Holbrook (Garganta Profunda) en «Todos los hombres del presidente» y un larguísimo etcétera. Pero todos le recordaremos por esas presentaciones doblando a Alfred Hitchcock en «Alfred Hitchcock presenta…»
Como actor de teatro, cine o television, fue muy prolífico. Intervino en numerosas películas como: «Orgullo», «Jardín de las delicias», «Condenados a vivir», «El pícaro», «El amor del capitán Brando», «El anacoreta», «Soldados», «El crimen de Cuenca», «Demasiado corazón»…
Su muerte el 13 de septiembre de 1992 en Madrid, nos privó de un actor con una voz y una presencia escénica de primera fila.