Esta semana hemos conocido la triste noticia del fallecimiento de Tony Cruz. Vaya desde aquí este pequeño homenaje:
Conocí a Tony cuando todos éramos muy jóvenes, yo un poco más, y a Yolanda, su mujer ya entonces, casi de mi misma quinta. Yo quería ser artista, pero aún me movía en el terreno de la duda, el miedo, la desinformación. Tuve mucha suerte, porque al iniciar el camino fui encontrando personas como ellos, como Tony. Artistas de verdad, que cantaban, que bailaban, que trabajaban en el teatro, que iban a América a representar “Jesucristo Superstar” (lo que más puede gustarme de este mundo); y además se mostraban tan cercanos que casi podía palpar sus talentos. Por si eso fuera poco, algunos, como Tony, no solo me tocaban con su varita mágica, si no que me animaban a conseguir mi propia varita. Tony siempre me alentó, aplaudió mis pequeños éxitos, y me admiró, ¡sí, él a mí!, y eso le hacía aún más grande. Siempre sentí su cariño, y siempre me saludó con una gran sonrisa. Y así le recuerdo. Nunca nos pasamos de largo. Desde aquí te aplaudo, te admiro y te doy las gracias por todo lo que, sin saber, me diste. Y a Yoli le mando el abrazo más cariñoso.
Chus