“Futbolín” abre el Festival de cine de San Sebastián
Por primera vez en su historia, el Festival de Cine de San Sebastián se ha inaugurado con una película de animación. Ha sido este año, con la película “Futbolín” de Juan José Campanella y de la que he tenido el honor de ser director de su doblaje al español.
La película se estrenará para el público el 20 de diciembre de 2013.
Al tratarse de una película de animación, el director y los productores han decidido que tanto el doblaje argentino como el español sean considerados versiones originales. Por eso, aun en contra de algunos “puristas”, la película se presentó en su versión española. En la rueda de prensa ya surgieron algunas reticencias y se le llegó a recriminar al director el hecho de que no se hubiese proyectado en su versión original. Campanella, como gran director y profesional que no se debe a prejuicios ni a tópicos, explicó clara y concisamente el objetivo del doblaje: “La película se presenta en versión española porque es tan válida como la argentina, y ustedes no entenderían algunos giros, como yo no entiendo algunos de la versión española. Y yo quiero que disfruten con la película. Tan mía es la una como la otra.”
No muchas veces se da en nuestra profesión la circunstancia de que te inviten a un estreno, y menos a un evento tan importante como éste. Pero, al igual que el trato exquisitamente profesional durante el doblaje, en esta ocasión sí que sentí un profundo respeto por nuestro trabajo. Ojalá cundiese el ejemplo. Y allí estuve, disfrutando de cada momento y viviendo la experiencia de presentar “nuestro niño” al público. Mis sentidos estaban más en los espectadores que en la pantalla. Debo decir en este punto que la película ya la había visto porque, en otro alarde de buen hacer, me habían invitado anteriormente a un pase privado en Madrid.
En cuanto a Campanella puedo asegurar que tiene todo el carisma de un líder que sabe llevar y reconocer la labor de cada uno de sus colaboradores. Mimando y pendiente de que cada cual tuviese el reconocimiento que se merecía. Insistió varias veces en que la película era obra de muchas personas. Llegando a ironizar durante su intervención en la gala, cuando se dio cuenta de que a la mayoría de los que habíamos participado en la película nos habían colocado en la zona más alta del auditorio: “A ver, los que trabajaron en la película que levanten la mano. Oh, al fondo los mandaron, como siempre. Están acostumbrados.”
Personalmente también debo darle las gracias por sus halagadoras palabras en sendas conversaciones que tuvimos. Campanella es un hombre de verbo fácil y diálogo chispeante. Y una vez acabada la proyección, después de intercambiar algunas ideas sobre cine y, me “tomó” (concesión que le hago para evitar el “cogió” que tan raro les suena a los latinos) del brazo y me dijo “Salí conmigo a recibir los aplausos por nuestra película”. Y allí salimos, todos por la alfombra roja, como un equipo en el que cada pieza es importante.
Reconozco que me sentí feliz porque, más allá de una cuestión personal, estaba asistiendo a un acto único: el doblaje caminaba de la mano del cine sin rubor y como una parte más de la obra cinematográfica.
Gracias a Campanella por haber hecho una fantástica película, gracias a los productores por dejarme hacer mi trabajo, y gracias a esta hermosa profesión que confío en que, a pesar de los malos momentos, no dejará de ser maravillosa.
Eduardo Gutiérrez