domingo , 24 septiembre 2023
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«Detalles», por Salvador Aldeguer

Mel_Hitchcock (1)

Mel Brooks es de esos tipos que no se andan con medias tintas, y lo mismo ocurre con su obra, o bien te rindes ante su genialidad, o, por el contrario, te parece un comicucho de tres al cuarto. Yo he tardado en apreciar la obra de Brooks en todo su esplendor, con sus luces y sus sombras; con sus experimentos sin gaseosa y sus certeros gags. Cuando hace un par de años vi el homenaje que en 2009 le rindió el Kennedy Center (los curiosos pueden verlo en YouTube) empecé a entender a Mel Brooks de otra manera. Ahora, en C+, se puede ver ‘Making a noise’, un documental en el que Brooks habla (como siempre) sin tapujos sobre las vicisitudes del oficio de guionista; el riesgo que supone dedicarse a la comedia; y la vital importancia de mantenerse fiel a uno mismo y a sus ideas, por encima de las críticas gratuitas de turno y las respetables dudas del entorno cuando quieres cruzar la línea de lo políticamente correcto. Puede que ‘Máxima Ansiedad’, una película de 1977 en la que Brooks parodia el cine de Hitchcock, no fuese de las más taquilleras, pero es destacable la anécdota que suscitó con el director de ‘Psicosis’. Mel Brooks se reunió con Alfred Hitchcok antes de empezar a rodar y le mostró el guión preliminar de ‘Máxima Ansiedad’, para conocer su opinión sobre aquel batiburrillo de gags homenajeando en clave de humor la obra del maestro del cine de suspense. Mientras lo repasaba, Hitchcock iba soltando una especie de extraños bufidos similares a los de un bulldog en celo, bufidos que al principio le hicieron temer a Mel Brooks que fuesen el preludio de un infarto, ante lo cual se vería en la comprometida situación de tener que practicarle la respiración ‘boca a boca’ al voluminoso director británico, pero pronto dedujo que aquellos bufidos respondían a la curiosa manera que tenía Hitchcock de reírse. Mel Brooks rodó la película, y, una vez estuvo montada, invitó a Hitchcock a una proyección privada. Cuando llegó la escena del travelling se oyó un estruendo como si hubiera caído desde el techo un saco de boniatos, era Hitchcock, se estaba riendo tanto que él y su sillón habían ido a parar al suelo. Mel Brooks le habló sobre el rodaje de la famosa escena de la ducha (Psicosis), haciéndole ver que había copiado exactamente todos los planos de la versión original. Hitchcock entornó los ojos, sonrió y le dijo: ‘No, mi querido amigo, no es exactamente igual. La cortina de la ducha de mi película tenía diez ganchos, y la suya tiene trece’. A Hitchcock, evidentemente, no se le escapaba una. Al día siguiente, le envío a Brooks una botella de su bodega: un Chateneuf du Pape de 400 dólares. Todo un detalle, más teniendo en cuenta que venía de parte del Maestro del ‘detalle’.      

Salvador Aldeguer

Publicado en LA VOZ DEL TAJO

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