La FEDERACION PROFESIONAL DEL DOBLAJE Y LA SONORIZACIÓN responde y matiza algunas de las cuestiones planteadas por El Cultural del diario EL MUNDO
El reportaje sobre el “ser o no ser” del doblaje en el cine español publicado el pasado 7 de enero en El Cultural ha reabierto el debate sobre la vigencia y utilidad de esta práctica. La Federación Profesional del Doblaje y la Sonorización responde y matiza a algunas de las cuestiones planteadas.
En su artículo del suplemento El Cultural: «El doblaje a debate» (viernes, 7 de Enero), firmado por Juan Sardá, se mezclan argumentos y testimonios legítimos y muy interesantes con informaciones inexactas o directamente falsas.
Si de verdad ha de haber algún debate, se tendrá que escuchar también a la parte que siempre ha permanecido silenciosa: la industria del doblaje. No es este el lugar de llevarlo a cabo, pero, a modo de preámbulo, hay que establecer algunos hechos:
Primero – Mussolini no inventó el doblaje en 1941, como afirma su colaborador, ni Franco lo copió. Llevaba más de una década inventado.
El doblaje no vino a España porque Franco quisiera legitimar la censura, por la guerra civil, ni por ninguna otra cuestión relacionada: comenzó en 1.931 , año de la proclamación de la II República, con un casting en el hotel Palace de Madrid, organizado por la Paramount.
Los actores elegidos fueron a trabajar a París, a los estudios Joinville, y su primer director fue Luis Buñuel, poco sospechoso de franquismo. En el año 32 se dobló la primera película en su totalidad por actores españoles y en el 34 se crearon los dos primeros estudios de doblaje en España, uno en Madrid y otro en Barcelona, y los actores de doblaje regresaron a nuestro país.
Todo el episodio fundacional del doblaje tuvo lugar durante la II República, lo que queremos subrayar tras más de cuarenta años de padecer una identificación con el franquismo grosera y basada en falsedades, dañina para cualquier demócrata.
Claro que el doblaje padeció la censura franquista, como también lo hicieron el cine, la televisión, el teatro, la radio y la prensa escrita, y a nadie se le ocurre decir que sean franquistas o estén contaminadas de franquismo por ello.
Segundo – En una encuesta del instituto Gallup, encargada y pagada por el sindicato Unión de Actores de Madrid, llevada a cabo en Diciembre de 2004 y enero de 2005, el 82 % de los españoles declara que prefiere la versión doblada a la subtitulada. Alrededor de un 7 % «no sabe, no contesta», y el 11 % restante prefiere la subtitulada.
Si ocho de cada diez españoles apuesta por el doblaje, dentro de una actividad de ocio pagada por los ciudadanos de su propio bolsillo, pedir a los políticos que prohíban o restrinjan el doblaje por decreto nos parece escasamente democrático y a la vez poco prudente.
Tercero – El doblaje forma parte del cine español.
Si se prohibiera el doblaje, no solo dejarían de rodarse coproducciones, que son un porcentaje muy significativo de nuestra industria. También quedarían mutiladas docenas de películas de los mejores directores en las que se dobla a niños, actores extranjeros, actores españoles (Desde Pepe Isbert a Antonio Banderas), ambientes, o la película en su totalidad («Los Otros», de Amenabar, recaudó más de 4.000 millones de pesetas, la inmensa mayoría en su versión doblada).
¿A qué se refieren exactamente los que, como Joel Joan, Presidente de la Academia Catalana de Cine, hablan de prohibir el doblaje en España?
¿Se prohibiría el doblaje en el cine español? ¿Se prohibiría entre las distintas lenguas del Estado Español?
¿Se prohibiría el doblaje del cine Comunitario? ¿Quien doblaría a los actores extranjeros en las coproducciones?…
Ojalá este debate tan necesario, acabe conduciéndonos a un encuentro que nos ayude a mejorar la calidad de la interpretación en el medio audiovisual español: cine, televisión y doblaje.
No solo en interés del espectador, al que nos debemos como profesionales, sino porque mejorar lo propio es la primera manera de competir, incluso en un mercado injusto.
Y si hay otras maneras, tenemos por delante la tarea de encontrarlas.
Fdo: FEDERACION PROFESIONAL DEL DOBLAJE Y LA SONORIZACION que engloba a todas las asociaciones y federaciones de actores, directores, traductores y técnicos del sector laboral del doblaje y de la sonorización.