José María Caffarell era una de esas caras que se quedan grabadas, que tienen sello y personalidad. Podía ejemplificar tanto los ratos de la normalidad cotidiana como los de la complejidad psicológica; o la ternura indecisa de un hombre de bien sin especial relieve. Quizá por estas peculiaridades iconográficas de su rostro, el cine y la televisión lo absorbieron casi totalmente, pero siempre encontró un hueco para dejar su sello inconfundible en el doblaje. En estos medios proyectó su persolidad con fuerza, con esa fuerza que tienen algunos secundarios para hacerse notar siempre y dejar una huella por pequeña que sea. Había nacido en Barcelona y llegó tarde a la interpretación: a los 35 años; pero, una vez en el mundo de la escena, de las cámaras y del microfono, sólo el tiempo, la edad, lo apartaron de él. José María Caffarell, dejó una larga lista de películas y de trabajos en televisión que le dieron popularidad y la discreta fama de quien nunca hizo papeles de relumbrón. Participó en el viejo Estudio Uno de TVE que los aficionados al teatro recuerdan con nostalgia.
Políglota y vendedor de telas, viajante o algo parecido de alguna firma textil, lo primero le sirvió para abrirse camino en el cine extranjero y lo segundo para aprender psicología de calle, conocimiento de los seres humanos. Y, sobre todo, le valió para ganarse la vida hasta que Adolfo Marsillach lo llevó a su compañía; con ella debutó en la comedia francesa Bobosse. El paso de viajante de comercio a actor no fue, al parecer, un salto en el vacío ni una improvisación desde la nada o la orfandad actoral: José María Caffarell gustaba de dedicar sus ocios de vendedor a hacer teatro aficionado con un grupo de amigos. Gracias a Marsillach pasó al profesionalismo y abandonó los paños.
Uno de los primeros papeles en el cine fue a las órdenes de Juan de Orduña, junto a Sara Montiel, en El último cuplé. Hasta seis o siete años antes de fallecer, fechas en que inició su retirada, la actividad de José María Caffarell fue incesante. Su filmografía supera el centenar y medio de películas desde que debutó ante las cámaras en 1955 con El frente infinito. En 1987 rodó Jarrapellejos, la novela de Felipe Trigo, una historia bárbara de caciquismo y penurias llevada al cine por Jiménez Rico. De su larga filmografía está vinculada a títulos como Distrito quinto, La muralla, Los cuervos, Plácido, La bella Lola, Piedra de toque, etcétera, etcétera, etcétera.
De todas las posibles formas de expresión actoral, José María Caffarell prefirió siempre la televisión, pese al elevado número de películas en que intervino. Los gozos y las sombras (1981), lanzamiento de Torrente Ballester como novelista de éxito, ayudó también a la popularidad de Caffarell; popularidad que se intensificó a raíz de la emisión en 1987 de una serie de gran predicamento entre la juventud: El profesor Poopsnagles, un caritativo doctor dedicado a ayudar a los muchachos.
José María Caffarell, nació en Barcelona en 1911 y nos dejó en Madrid el 6 de noviembre de 1999