Compañero del doblaje amado en la profesión,
te encantaban tus dos besos siempre al cruzar el portón.
Con tu mochila llegabas e ibas directo al sillón.
No a descansar ¡No Julito! Sino a la conversación.
Te quedabas un ratito por motus y decisión,
pues menudas charlas niño sobre vida y profesión:
Que si el teatro y la tele, hasta en Verano Azul me contó.
Sólo te hacían marcharte tu vinito y tu jamón,
que la buena cata espera en tu barrio, en tu rincón.
Cuando tu papás marcharon, la tristeza te invadió
y tu sonrisa, Julito, tiempo desapareció.
Pero volviste a la carga con energía y pasión.
Y recuerdo que mis botas te gustaban mogollón
-¡¡¡Date un paseíto niña!!! Para que las vea yo.
Sin pesares y pa lante con la vida y sin temor –
Yo no tengo miedo: dijo; y caminando siguió.
Bien cuidado por su Fati, ángel que lo acompañó.
Ayer Julito dormía cuando alguien se lo llevó.
Buen jamón debía haber, cuando ni se despidió.
Y tus compañeros lloran, porque hoy no oyen tu voz.
Te recordaremos Julio, por tu alegría y tu amor.
Sara Polo