domingo , 24 septiembre 2023
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Carta a toda la profesión

Esta carta va dirigida a todos aquellos compañeros que, por diferentes motivos, no están en Adoma, nuestra asociación profesional.

En primer lugar, y para aquellos que no me conozcan, me presentaré, soy Carlos Ysbert, hoy por hoy, presidente de Adoma, pero por encima de esto, un profesional de hace muchos años que desde siempre ha estado comprometido con su profesión.

Los que lleváis más tiempo en esto, recordaréis allá por el año 90 (hace ya 20 años, qué bárbaro, ¡cómo pasa el tiempo!) a un  servidor, bastante más delgadito y con mi estupenda melena rizada (entonces no se me veía el cartón como hoy) en la Junta Directiva de APADEMA, presidida entonces por Estanis González (QEPD) junto a compañeros como Gonzalo Durán, Pablo Adan, Juan Perucho, Mayte Tajadura, o Marisa Marco, por citar a algunos, en aquel local de la calle Cardenal Silíceo, donde tenía su sede nuestra asociación, y donde teníamos aquellas “calurosas” asambleas.

¿Os acordáis?…

¿Se puede decir que éramos entonces una profesión unida?..

No lo sé…siempre ha habido piratas, incluso en aquella época estoy seguro de que los había, pero yo el recuerdo que tengo es de que SI éramos una profesión unida.

Negociábamos entonces con la patronal, AEDYS, un Convenio que intentaba mejorar (como todos los convenios) las condiciones de nuestro trabajo.

En la mesa de negociación se sentaban nuestros empresarios _hoy todavía queda alguno_ : Jose Luis Arbona de Tecnisón,  Miguel Sigueros de Abaira,  Guillermo Salamanca (QEPD) de Cinearte, o Enrique Montero, de Sincronía, por citar a algunos, y enfrente nos sentábamos la Junta Directiva de Apadema con nuestra flamante abogada (ahora no recuerdo cómo se llamaba).

Recordaréis los que estuvisteis en aquella época en Apadema que, ya entonces, costó mucho esfuerzo que nuestros empresarios reconocieran que tenían que renovar nuestro Convenio y que teníamos derecho, entre otras cosas, a recuperar al menos una parte del poder adquisitivo que habíamos perdido durante todos los años en los que no se habían aplicado las correspondientes subidas de los IPCs, motivo fundamental de enfrentamiento en aquella guerra.

Los argumentos empresariales en aquellos tiempos, no creáis que se diferenciaban mucho de los de ahora, qué va…Es más, se puede decir que eran exactamente los mismos: “las presiones de los clientes”, “las presiones del mercado a la baja”, “el estrechamiento de sus márgenes”, “la competencia de las comunidades “, etc, etc.

El caso es que, después de un mes de huelga, y gracias a la intermediación del arbitraje del Ministerio de Trabajo y, por qué no decirlo, gracias también a las últimas incorporaciones a la comisión negociadora de gente como Eduardo Jover, o Paco Hernández (QEPD), se consiguió que AEDYS por fin firmara el convenio.

Aquella hazaña  fue considerada como un éxito ¡de todos!

¿De todos?…

Bueno, es cierto que muchos no participaron, pero no es menos cierto que las mejoras que se consiguieron fueron para todos: para los que participaron y para los que no participaron; para los que iban a las asambleas y votaban y para los que no iban ni votaban; para los que respetaban el Convenio, y para los que no lo respetaban y tenían sus acuerdos particulares; para los que peleaban por conseguir una profesión mejor, y para los incondicionales  y advenedizos a los que les daba igual todo lo que no fueran sus propios intereses..

Eso pasaba entonces y eso pasó después, en el año 93, en aquel Convenio, que es el que aún tenemos vigente hoy en día, 17 años después, y que costó una huelga de 3 meses.

Y eso ha seguido pasando después, en el año 2000, cuando nos integramos en bloque en la Unión de Actores y se reguló lo que venía siendo una situación de ilegalidad producida por la tristemente famosa bajada del 25%;  y eso ha seguido pasando todos estos años en los que Adoma ha firmado acuerdos de subida de los IPCs .

Eso ha sido una constante en nuestra profesión. Todo lo que se ha conseguido gracias al esfuerzo de unos pocos, o de muchos, luego ha redundado en beneficio de todos. Justa o injustamente, así ha sido.

***

Hasta aquí, un poco de historia y de memoria, que de vez en cuando vienen bien.

Pero ¿y ahora?…¿qué pasa ahora?…¿Se podría decir que seguimos siendo una profesión unida?

Sinceramente, compañeros, y con toda la pena de mi corazón yo creo que NO, que ahora mismo NO somos una profesión unida.

La guerra de la facturación nos ha pasado “factura” y ahora estamos enfrentados entre nosotros.

La triste realidad es que han conseguido dividirnos.

¿Creéis alguno que tenemos alguna oportunidad de conseguir algo manteniéndonos obcecados en nuestras posturas y atenazados por nuestras miserias?

¿Dónde están nuestros compañeros históricos, aquellos que me acompañaron en la negociación de aquel Convenio en el año 90, por ejemplo?

¿Dónde están todos esos profesionales de peso tan requeridos, tan buscados, tan deseados?

¿Se han cansado de pelear por su profesión?

¿Han tirado la toalla?

¿Dónde están todos los que se apuntaron a Adoma en el año 2006 con la ilusión de cambiar esta profesión y que luego se fueron borrando poco a poco, como un goteo de desesperanza? Aunque hay que decir en honor a la verdad que algunos, aunque sea poco a poco, están volviendo.

¿Y dónde están los que decían que mientras los jueces no se manifestaran, la facturación era legal?

Ahora es el momento de ser valientes, compañeros. Y de valientes es reconocer la realidad de que nuestros argumentos sobre la legalidad de la facturación estaban equivocados.

Y digo “nuestros”, porque YO fui uno de los que defendieron esa vía en el principio de la creación de Adoma.

Sí, compañeros. Yo creía en esa idea, y ahora tengo que reconocer que estaba equivocado. Todos estábamos equivocados y fuimos mal asesorados, esa es la verdad.

Pero como dice la sabiduría popular, “rectificar es de sabios”.

Por eso estoy ahora al frente de esta batalla, compañeros. Se lo debo a mi profesión. Una profesión  malherida, maltrecha en gran parte por culpa de la guerra de la facturación, pero no  moribunda, como algunos pretenden, de forma malintencionada, que creamos En la última asamblea dije que no nos queda más remedio que pasar página y mirar hacia el futuro juntos, y lo dije de verdad.

Compañeros, afortunadamente aún queda gente  dispuesta a dejarse el alma por el futuro de nuestra profesión. Y me refiero concretamente a  todos los que me acompañan ahora en la Junta  y que han tenido el arrojo de apuntarse a esta batalla. Son gente que se merece todo nuestro apoyo y nuestro ánimo porque están trabajando por nosotros, porque están invirtiendo sus energías y su tiempo en tratar de mejorar la profesión de todos. Y, como siempre, de forma altruista, sin buscar nada a cambio, arriesgándose incluso a las represalias en el trabajo o, peor aún, a ser el blanco de los injustos ataques, murmuraciones e insidias de los propios compañeros. Serán más o menos importantes profesionalmente, pero lo que no cabe ninguna duda es que tienen toda la representatividad moral que otros no quieren tener y eso les da la mayor importancia que puede tener nadie en esta profesión, y así hay que reconocérselo. 

¿Quién es capaz de decir que no son representativos? 

Decía al principio que esta carta iba dirigida a todos los que no sois de Adoma, y me voy a atrever a ir un poco más lejos y decir que esta carta va dirigida a todos los que no sois de Adoma pero aún os queda un mínimo de dignidad y de compromiso con vuestra profesión. 

Tengo que deciros que estamos viviendo un momento histórico en el que tienen que cambiar muchas cosas y de nosotros, y sólo de nosotros, dependerá que esos cambios sean para mejor. 

A vosotros os pido que no dejéis que seamos unos pocos los que nos comprometamos en tomar decisiones que luego nos afectarán a todos. Os pido que os integréis en nuestro proyecto. 

Hay muchas iniciativas en marcha y, para conseguir el mejor resultado en las batallas que se avecinan,  necesitamos urgentemente dar una imagen de unión que hoy tristemente no tenemos. 

Cuanta más gente se dé de alta en nuestra asociación, más fuerza tendremos a la hora de negociar y, además, así conseguiríamos rebajar la cuota que ahora es un poco alta, es cierto. 

Si somos pocos, poco podremos conseguir. 

Si somos muchos, podremos conseguir mucho más. 

Pero si somos TODOS, podemos conseguir TODO lo que nos propongamos. 

Los que estamos ahora tenemos la decisión de seguir adelante pase lo que pase. Ya estamos curados contra las murmuraciones y contra los derrotistas. Tenemos la voluntad férrea de seguir luchando contra viento y marea no sólo por la dignidad de nuestra profesión, sino, y fijaos bien lo que digo, por nuestra supervivencia.

Sí, compañeros, lo que está en juego si las cosas siguen así y no hacemos nada por evitarlo, es nuestra propia supervivencia como sector.

No tenéis más que leer las noticias sobre los planes de algunos ministerios para daros cuenta de lo que digo. 

¿Y creéis que la mejor forma de afrontar lo que se nos viene encima es estando separados?

Os animo pues, compañeros, a que os subáis al carro con nosotros y afrontemos este nuevo año 2011 con nuevas esperanzas, pero sobre todo con renovadas fuerzas. 

Espero veros a todos en la próxima asamblea de Adoma, que ya anticipo que será a finales de Enero, o principios de Febrero.

Un abrazo a tod@s y feliz año 2011

Carlos Ysbert

Presidente de ADOMA

 

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